Es un poemario que alterna dos voces: el hombre y el mar.
El hombre es hijo, el mar es padre.
El hombre busca algo, tal vez el principio y el fin de todas las cosas, el mismo sentido de su existencia. El mar es la metáfora de la vida con sus contradicciones, “el todo y la nada”.
El hombre se interroga e interroga a la vida perennemente en la búsqueda de algo que alivie su sufrimiento. Pregunta al mar: “Dime quién soy”, su inmensa extensión, líquida sin frontera para poder ofrecer una brecha de conocimiento, “una ventana abierta” para mirar más allá de los límites de la naturaleza humana.
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